lunes, 31 de marzo de 2008

Ganador del Concurso de Relatos - Marzo


"Las cosas no podían empezar peor"
Autor: Turbotulu

Esto precisamente había pensado el Mayor cuando aquella granada falló. Los soldados quedaron detenidos un breve instante presos del miedo, el ridículo o la vergüenza ajena. No sabía bien qué era pero la falta de explosión, humo, tierra quemada, polvo, estruendo y en definitiva, la falta de un medio de distracción lo dejaba en una posición poco privilegiada de cara a la escuadra de cuatro soldados que lo había descubierto.

A punta de pistola, lo esposaron y lo metieron en el furgón dispuestos a presentar al rehén ante el Barón. “Otra forma de llegar hasta él” pensaba irónicamente mientras recorrían la avenida principal de cara al castillo.

De pronto, un golpe brusco y una frenada de emergencia hicieron que el furgón se detuviese. Los soldados profirieron alguna maldición germana y se escuchó un fuerte golpe sobre el vehículo. Uno de los soldados que acompañaba al Mayor lanzó una mirada a través de la rejilla del portón trasero del vehículo pero esta reventó súbitamente impulsando al soldado hacia atrás.

El segundo soldado que escoltaba al Mayor salió a la calle de un salto, con el rifle apuntando hacia un lado pero un disparo lo sorprendió por el contrario y lo envió contra el muro cercano. El Mayor se dispuso a salir entonces y nada más pisar la calle dio de bruces con su rescatadora.

Esas orejas felinas, la mirada de sus ojos verdes, el rabito rayado alrededor de la cintura... sólo podía ser ella.

–¡Teniente! Que alegría verla con vida. Pensé que el aterrizaje la había... –balbuceaba el Mayor algo avergonzado–. No tuve tiempo de decirle cuánto la aprecio... –se interrumpió más avergonzado aún–. ¡Cuánto aprecio esta maniobra de rescate! Me detuvieron en los alrededores cuando investigaba los barracones. Debemos darnos prisa o llegarán los refuerzos antes de que podamos escapar. Tenemos tan sólo dos horas antes de que el Barón ejecute su plan. Podemos llegar hasta él adjudicándonos algún vehículo de los alrededores y entonces...

–Mayor –lo interrumpió la Teniente–. He tardado un siglo en dar contigo, ¿por qué no te callas y me besas de una vez?

“Pero, la misión...” pensó aún esposado y perplejo, antes de entregarse al beso.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por razones de ética (aunque Turbotulu no sea un gran psudónimo) me mantengo en el anonimato pero agradezco a los jueces su decisión.

¡Muchas gracias!

Anónimo dijo...

XDD Se tuvo bastante cuidado en guardar el anonimato de los participantes en el caso de que firmaran con pseudónimo, no tenían ni idea de quién es turbotulu cuando votaron :3

FJ García dijo...

Me ha gustado el relato. Enhorabuena, Turbutulu. ^_^