Con su relato Sin Título:
El ejercicio consistía en definir la amistad. Definir la amistad… ya sin ninguna duda, su profesor era alcohólico, o algo peor… ¿cómo podría definir eso? Más aún, cómo podría definir aquello él. Lo más cariñoso que le habían dicho sus compañeros de clase era “friki”. Menos mal que no le preguntaron por el amor… tendría más de un problema para describir el sabor metálico que deja en la boca una buena bofetada de Sarah McCarthy.
Ahí estaba, sentado en las escaleras de su casa, tamborileando un lapicero contra un cuadernillo, preguntándose qué demonios podía hacer. Si su profesor buscaba la amistad con él, no lo estaba consiguiendo. Además, ¿qué podría poner? Sus únicos amigos estaban los cómics. Y si le hubieran preguntado por el amor, su reputación de friki crecería como la espuma al confesar que ideaba planes para que Pícara no le dejase sin sentido en sus noches de soledad…
Seguro que Sarah McCarthy se reía de lo lindo con eso, al igual que su querídisimo novio, el popular Billy Joel. Seguro que sí.
Comenzó a garabatear mientras pensaba. De paso mataba las horas mientras esperaba a Arthur. Qué suerte que siguieran en el mismo curso. Habían sido amigos desde… desde, bueno, desde que Billy intentó cargárselo cuando le
preguntó a Sarah si le gustaría acompañarle, el curso pasado. Arthur era un buen chaval. Eran el grupo perfecto. Sólo ellos dos. Su relación le recordaba a la que su superhéroe favorito mantenía con su mejor amigo: Thor e Iron Man.
Sí… en el fondo, eran como esos dos. Unidos por el destino y amigos inseparables. Comenzó a dibujarlos, había aprendido de memoria cómo hacer sus esquemas, le encantaba esa pareja… salvo en las Civil Wars. ¿Cómo se habían atrevido…? No, Iron Man nunca sería un traidor… y menos haría eso a Thor, ¿Cómo podría? No, Iron Man era un tío legal… En esto pensaba mientras dibujaba una onírica escena de los dos héroes, subiéndose las gafas de vez en cuando para poder ver mejor.
Al atardecer vino Arthur a buscarle… ¿No era Billy y su grupo de imbéciles, incluida Sarah McCarthy, los que venían? Se levantó de las escaleras y dirigió una mirada de incomprensión a Arthur.
- Lo siento mucho, Ray… hoy no voy a poder ir a la tienda de cómics… es que, la verdad, comienza a aburrirme… ¿P-por qué no te vienes? Vamos a ir a…
La voz de Arthur quedó silenciada dentro de la mente de Ray por las risitas de tal singular grupito, se preguntó si habrían oído cómo se partía el lapicero en dos por la presión de su mano. Se marcharon. Se volvió a sentar en las
escaleras. Miró el dibujo. Vio cómo Arthur se marchaba. Volvió a mirar. Cogió el diminuto trocito de lápiz que quedó a salvo y volvió a dibujar frenéticamente.
No se había leído las Civil Wars, pero sabía de sobra cómo terminaban… oh, sí, aquel dibujo iba a ser su mejor trabajo del colegio en mucho tiempo…
El finalista de este mes ha sido:
El Narrador de Sueños
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